Debido al modelo mental y la construcción psicológica creada, muchas veces las personas se fuerzan a encajar en un sistema que no les permite expresar lo mejor de sí mismas. Cayendo así, en diferentes formas de autolimitación, desconociendo sus propios talentos y/o reprimiendo la expresión de su creatividad personal. Con el objetivo, consciente o inconsciente de “pertenecer”, una persona podría estar inhibiendo lo mejor de sí misma.
La preocupación permanente por el “qué dirán” o “qué pensará el otro de mi” genera el efecto “masa” en las personas: pienso igual, me visto igual, actúo igual y nunca defiendo mi singularidad. Esto logra en el mediano o largo plazo, convertirse en una especie de máquina humana sin libre albedrío. Cada persona, sin excepción, trae talentos y habilidades particulares. No es unos sí y otros no. Es cuestión de animarse a conocerse a sí mismo y descubrirlo.
Cuando las personas desarrollan sus actividades, una verdadera conexión con lo que están haciendo aumenta en gran medida su energía ya que no desperdician tiempo y otros recursos en “hacer de cuenta que…” o forzándose a hacer cosas que en el fondo no quieren hacer.
Los proyectos o negocios deben fluir con quienes los lideran, las cosas a la fuerza pueden sostenerse por un tiempo, pero con una inversión energética más grande de la que debería tomar. La correcta administración de las energías personales es fundamental para cualquier actividad que quiera prosperar y lograr que la persona “viva” de verdad.
Cada persona tiene latente dentro de sí una gran fuerza creativa: activarla, despertarla y canalizarla correctamente ayuda al fluido despliegue de los proyectos, negocios y actividades que lleva adelante, beneficiando no solo a la persona si no al entorno en el que se encuentra.
La reconexión implica primero descubrirse a uno mismo y despertar talentos ocultos. Y luego entregarse a ir creando momento a momento, con desapego por las formas estancadas. Estamos en red, cuantas más personas se conecten consigo mismas, mayor es el progreso para el campo de energía compartido. No hay más cupos para el ego-ísmo.